La mafia en el poder I

14.02.2019

Por: Santiago Ayala Espinosa

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), tiene un odio profundo hacia el Partido Acción Nacional (PAN) y todo lo que representa: institucionalidad, democracia, libertad.

Desde su derrota en las elecciones estatales de Tabasco 1994, AMLO le puso nombre a sus problemas: PAN. Esta derrota se la atribuyó al candidato panista, Juan José Rodríguez Prats. AMLO concluyó que su 41% obtenido más el 2.5% de Rodríguez Prats eran suficientes para derrotar a Roberto Madrazo del Partido Revolucionario Institucional (PRI) con 50% de votos; alegó fraude electoral.

Como candidato a jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal, en el recordado debate con Diego Fernández de Cevallos Ramos, denunció la mafia del poder: el PriAn (supuesta complicidad PRI-PAN). Dijo que orquestaron el fraude electoral de 1988 y su derrota en Tabasco.

Después, ya como jefe de Gobierno cada que tenía la oportunidad hablaba del PriAn, echándole la culpa de sus fracasos e ineptitud.

En el proceso de desafuero en su contra, AMLO aprovecho para victimizarse y "confirmar" la existencia del PriAn. Sus correligionarios del entonces Partido de la Revolución Democrática (PRD) usarían esta premisa como ventaja para las elecciones federales del 2006, señalaron que era un mártir político.

Planearon una maquiavélica estrategia para defender su "triunfo": el PRD obligó a recontar y retardar los votos donde se sabía que AMLO perdería, dándole una ventaja inicial y al momento en que Felipe Calderón Hinojosa (candidato presidencial del PAN) alcanzara y superara al oriundo de Tabasco se crearía la ilusión de un fraude electoral. No les funcionó la estrategia, pero qué buenos momentos nos dejó su plantón en Paseo de la Reforma.

El PRI pocas veces votó a favor de las iniciativas del PAN durante los sexenios del 2000-2006 y 2006-2012. ¿Dónde quedó el PriAn sr. presidente?

Curiosamente desde 2012 las menciones al PriAn han disminuido y en la mayoría de los casos solo menciona al PAN o a los ex-presidentes panistas Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón, además de su eterno rival Fernández de Cevallos. Quizá hubo un acuerdo secreto entre Enrique Peña Nieto y el grupo de AMLO para sacar al PAN del juego y posteriormente dejarle el camino libre a la presidencia del 2018.

Desde su toma de posesión ha atacado y señalado a los miembros del PAN, y ha reivindicado a la vieja milicia priista, por ejemplo, Manuel Bartlett Díaz, nuevo director general de la Comisión Federal de Electricidad, quien fungiendo como secretario de Gobernación (o como prefería ser llamado "señor de Bucareli") orquestó el fraude de 1988 callando al sistema electoral; o Porfirio Muñoz Ledo, actual presidente de la cámara de diputados, él fue artífice del máximo golpe contra la libertad de expresión; expulsó al equipo de Julio Scherer García del periódico Excélsior el 8 de julio de 1976.

Recordemos que AMLO militó en las filas del PRI, de 1976 a 1988, suficiente tiempo para haber sido adoctrinado en las perversas ideas revolucionarias institucionalistas.

Por años AMLO manejó la falacia perfecta de que existió un PriAn, pero hay que preguntarse por qué no se ve a Fernández de Cevallos o a Rodríguez Prats ocupando un lugar en el gabinete presidencial. Lo de hoy es el PriMor (PRI-MORENA), y es que el dinosaurio político ha cambiado. El PRI ha mudado de piel, se encuentra en las entrañas de MORENA. 

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